su piel de durazno
cultivado en glifosato
su perfume elaborado
con químicos tóxicos
que envenenan el alma
su maquillaje facial
un baño de aluminio
y neurotoxinas
que matan por igual
el cerebro
y las sensaciones
sus zapatos de puntilla
listos a crucificar
a los Cristos
de su existencia
su infinita dulzura
de azúcar refinada
alimento del cáncer
que corroe las entrañas
su canto de sirena
bañado en el mejor mercurio
y en el más puro arsénico
sus pulseras de oro
producto del sudor
de miles esclavos
en oscuros socavones
de la existencia,
en fin, ella era
una mágica hermosura
¡hasta sus pieles de mink
habían sido asesinadas
con ternura!