Te espero

te esperaba del más allá

me habías prometido

que te escaparías de las garras de la muerte

tofos los día, puntualmente

te preguntaba

si este era el día

y me contestabas que sí.

Te esperé por parques, avenidas,

cafés, te esperé a la una y a las tres

te esperé sabiendo que tenías que llegar.

Al caer la noche, volvía y te preguntaba:

“No llegaste”.

La lacónica respuesta era “no”.

Sin embargo, no perdía la ilusión,

solo tenías que hackear el universo,

encontrar ese agujero único

donde el universo se hubiera descuidado

y hubiera dejado abiertas

una de las puertas de regreso.

Volverías un día, como si nada hubiera pasado

te encontraría de la forma más inesperada,

y juntos cambiaríamos el mundo,

les diríamos adiós a las armas

al odio, a la política, a las falsas vacunas

a las falsas democracias.

Devolveríamos el mundo a manos

del que lo trabajaba

y nos desharíamos de todos los parásitos

que lo explotaban.

Por eso cada mañana

te pregunto si vas a llegar,

y no importa lo imposible que parezca,

mantengo viva la esperanza.

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