Sin regreso

Sentémonos simplemente a la sombra del sendero

a contemplar el atardecer,

los pájaros cantan al silencio,

los abedules se mecen con el viento,

las nubes permanecen flotando en su sueño,

dos pequeños picaflores esperan a sus padres

con sus picos abiertos,

el quejido azul plomizo del cielo

se confunde con los vientos de las montañas

y vibra mientras desdobla el tiempo,

las campanas de la iglesia repican sus tañidos de bronce,

llamando a los muertos

para que se pongan en pie y escuchen una vez más

el mismo sermón dominguero.

Arriba la laguna recuerda

todas las lunas que la recorrieron

mientras yo, sentado a la sombra del sendero

me voy yendo con el atardecer

mis pasos ya no tienen regreso…

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