No hay que dejar de leer las dulces palabras

No hay que dejar de leer

las dulces palabras

llenas de armonía…

que no dicen nada,

en ellas no hay

ni injusticias ni muertos,

la vida es un botón de rosa,

y sirven para vestir de tul la estraza

en que se envuelven nuestros sueños

y se depositan en los cementerios.

Cada frase, como una vitrina

de una gran tienda,

está ordenada con el último grito

de la decadencia

ofreciéndonos cielos preciosos

salidos de los más oscuros

infiernos terrenales.

Pero hay que seguirlas leyendo

y alabando,

la proyección del alma

debe ser inmune a la porquería

que nos rodea,

debe ser vacunada

contra cualquier posible

enfermedad critica,

no sea que la verdad se contagie

y la gente se rebele

en contra de un mundo sin sentido,

donde las palabras deben ser algo más

que collares preciosos

con escritos de adorno

colgando de las gargantas

de nuestros verdugos…

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