Maradona no ha muerto, ¡que viva Maradona! anotará el gol de su vida desde el infinito alineado con otras estrellas del firmamento desde las supernovas hasta las enanas blancas y desde el Che hasta Jesucristo entre Hydra y la Cruz del Sur la constelación del 10 flotará hasta el infinito. No importa que el hombre que supo eludir a todos los rivales no pudiera eludir en el último gambeteo a la muerte que le arrebató el balón de la vida porque Maradona nunca muere, vive en los recuerdos de sus goles mágicos, de su cuerpo de Houdini que se escapaba de las peores cadenas que trataban de someterlo. Más que un ídolo Maradona fue un ser humano con todos sus defectos y virtudes Dios lo tenga en la delantera del equipo celestial y algún día tal vez escuchemos un murmullo en el cielo y una voz Divina narrando: “Atención, avanza Maradona con la pelota elude a un ángel y a tres arcángeles se aproxima a la puerta de los cielos, hace una finta, hace dos, hace la bicicleta, cabecea y anota el gol mágico de la paz, de la hermandad y de la vida”. Maradona no ha muerto, como las estrellas fugaces, solo se ha ido a brillar a otro universo allá donde los goles son gritos cósmicos y donde sus piernas mágicas correrán dejando atrás lo eterno y en la tierra su perenne recuerdo. Maradona no ha muerto, ¡que viva Maradona!