Todo adiós es un hasta luego

Me despedí silenciosamente

De mis gardenias, mis camelias,

De mi jardín sembrado de ilusiones

Hoy vestido con sus hojas secas

Me despedí sin decir adiós

Para no contagiarles mi tristeza

Me llevo su aroma y sus colores

Grabados en sus gotas de tibieza

Me despedí de las sombras de la tarde

Y de las nubes pintadas en el cielo

Me despedí del gato de la esquina

Que me amaba sin decir “te quiero”

Me despedí de todas mis estrellas,

Mis lunas, mis eclipses y mis penas

Me despedí con mi mejor sonrisa

La nostalgia circulando por mis venas

Me despedí de la vid y de los higos

Y de la fuente de agua con su canto

En sus aguas enjuagué la noche

Y en la noche desbordé mi llanto

Me despedí como el marino que se aleja

Con las velas del alma a la deriva

Con una mano diciendo hasta luego

Con la otra tapando sus heridas…

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