Flores diminutas
con fragancias gigantes
que penetran los sentidos
y te transportan
por todos los laberintos
de la sensualidad de la vida
exuberante, intensa, vívida,
un mundo inmenso
en el sitio
más pequeño
del universo,
una flor diminuta
creciendo violeta
en la espesura verde
en una selva
de dos milímetros de altura,
mariposas que imitan
animales gigantes
o de alas transparentes
como deben ser
las cosas bellas de la vida
y orquídeas disfrazadas
de insectos
corriendo quietas
hasta el último aliento,
colibríes de ensueño
que circulan
con otro sentido
de la distancia y el tiempo
vestidos de colores de mar
que el ojo no puede creer
y que sus plumas
nunca terminan de inventar,
un encuentro de sensaciones
con lo más profundo de la tierra
piel a piel, estrella a estrella…