Eduardo Gómez: Murió un hombre de las palabras…

…pero sus palabras no han muerto.

Murió el hombre, pero no el poeta

murió la hoja,

pero no murió el árbol de sus versos

explorador de vidas inconclusas

creador de poemas

infinitos con un fino aroma

a primavera

o a tristeza

con una gota de dolor

y de tibieza

exploró universos

cotidianos

en sus momentos

más extraños

restauró la palabra

que yacía a la orilla del camino

manipulada

en diarios amarillos

adulterada

en discursos sin sentido

embotellada y encapsulada

para el consumo

de pensamientos

sin ideas

para el uso

de sentimientos

sin sentido

nos dejó el hombre

pero quedó

con nosotros el poeta

aquel cuyos plácidos

y tranquilos versos

creaban ciclones en los sentidos

y emociones inéditas

cabalgando en

corazones y latidos…

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