¿De quién fue la pesimosa idea de elegir al güero Trompada?

por Fidencio Sánchez

trompadas
Quiero unir mi voz altisonante con esta calumnia periodística a la de la señora del Bonett en su sonada y asonada denuncia de la elección del señor Trompada. Es que no hay derecho, ¿cómo es que se les ocurrió a esos señores del Norte elegir al güero que les diera la gana y no a la güerita que los demás queríamos?

Imagínense, gente de poca monta, dizque salir a votar indisciplinariamente, ¿es que no se han dado cuenta de que la democracia es el derecho de las minorías de elegir por las mayorías y dividir en dos? No más mírense la lengua, que yo les miro la lingüística: Democracia es una palabra china, importada de Grecia por el camino de Salento, que se divide en dos, demos, que significa darle y cracia, que suena como gracias, entonces, no le demos gracias a ese pueblo tan bruto que se le ocurrió ejercer su derecho al voto, en vez de quedarse en su casa, como Dios manda, mirando los juegos de fútbol. Tampoco hay derecho a que eligieran a ese misógino del Trompada, pudiendo elegir a alguien que en verdad odiara a hombres, mujeres y niños por igual, sin discriminación ni criminalización de ninguna clase. Además, miren no mas qué rabia, eligen al más racista, pero le va a tocar a empezar a matar gente desde ayer para ver si iguala la cuenta de don Barack y de doña Hillary, que sin ser racistas ellos, pues eso digo yo que no soy analista apolítico, han bombardeado a esos árabes que da gusto y los han matado no por puñados sino por ciudades, por países y por pendejos, bueno por pendejos ellos que se dejan matar así de fácil, que con drones, que con submarinos, que con cohetes teleguiados y telerrápidos.

Miren no más a ese que vivía en una carpa de circo y acampaba en el desierto, el tal don Gadaffi, como dijo la señora secretaria de guerra de los Unaites, Ms. Clinton, “vine, vi y lo maté”. Eso es lo que yo llamo feminismo armado y desabrochado, porque una mujer no de cojones, sino de cojines blandos, como esta güerita que le gustan los lujos, qué le iba a gustar sentarse en una tienda de campiña a dialogar con el difunto. Bien merecido se lo debía tener, porque a la güerita esa de seguro no le pasó su milloncito, como le pasaron a ella y a su consorte los jeques de esas tribus petroleras que hacen ciudades en el mar y edificios en el viento.

Y volviendo al güero ese que eligieron, qué abuso de hombre, dizque no a la guerra con Rusia, ¿pueden imaginarse? ¡Misógino, depravado, faldero, coge nalgas!, para eso sí estaba bueno, pero cuando se trata de guerra nuclear sale conque: “Mejor charlemos, que nos tomemos un cafecito, que qué tal su señora don Putín, que le presento a Melania”, eso si es una gran falta de abuso y de cobardía. Debieron haber elegido a un mero macho o por lo menos a la señora Clinton que es de pelo en pecho y no le temblaba el pulso cuando decía: “Que bombardeen por aquí, que tumben un gobierno por allá, que manden a matar a fulanito el de las Wikigotas con un misil por la ventana de la embajada de los ecuadores”, esa sí era la hembra para el empleo, no el güerito Trompadura ese o como se llame, porque cuando uno quiere mandar el mundo, hay que saber escoger bien.

¿Es que acaso esos güeros del Norte no se dieron cuenta de que lo mejorcito de la prensa especializada en columnas y calumnias, las compañías de marihuana y de drogas, los banqueros más vaqueros, todos estaba arrejuntados para que ganara la señora esa? Y, fuera de eso ponen a madrugar a todo el mundo esperando los resultados y salen diciendo que la que iba a ganar ya no ganó porque una manada de insatisfechos, desadaptados sociales, gente peligrosa y temerosa no votó por ella. Por eso fue que a la gente le tocó salir justamente a quemar carros, a romper vitrinas y a golpear a los vecinos, porque fuera de que perdieron el partido de fútbol ahora lo más lógico era que pidieran que cambiaran también el marcador, como se hace siempre en estos casos en que gana el que no le gusta a uno.

Por eso, uno mi voz preciada y aterciopelada al coro de periodistas que han denunciado muy bien esta osadía de esos güeros del Norte a través de sus valientes columnas, donde con los insultos apropiados han demostrado que el güero ese, el señor Trompón, no debió haber ganado las elecciones, porque como todos sabemos, la función de los periodistas es opinar sobre las elecciones de otros países y criticar a los malos ganadores y a los imbéciles que votan por ellos, porque esos votantes, brutos y desafinados, votan sin tener en cuenta la sensibilidad de uno, porque uno también tiene su corazoncito y no es cosa de que lo ofendan a uno impunemente eligiendo al que les dé la gana.

Y, Colombia, no lo podemos negar, tiene un grupo grande ya de periodistas indignados, ofendidos, insultados y vapuleados por esas elecciones, sumándose en esa indistinguible cofradía, además de mi honesta persona y además de la señora Bonete o a lo mejor panza, el señor Faciolince (que es un lince para eso de las vacunas); el señor sargento o Coronell, no conozco bien su gran o desagrado; el muy dulce y poco amargado periodista Caballero aunque de caballos, nada, pero de yeguas tampoco.

Por eso, y mucho más, os invito a todos a uniros a este coro de rebeldía, cojamos a piedra lo que podamos, así sea el espejo de la sala de nuestra propia casa, para dejar sentado, asentado, incendiado o inseminado, que la democracia es una cosa muy fea que puede parir presidentes que nos caigan gordos, requetegordos y hasta sin gordos, y que por lo tanto debe ser suprimida hasta que la gente aprenda a votar en masa por un solo candidato designado por nosotros los periodistas y demás palabras afines, como columnistas, especialistas, malabaristas y oportunistas, que sí sabemos lo que repetimos porque así nos lo han enseñado. He dicho y contradicho.

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