soy poeta del camino,
construyo mis poemas con el canto del agua
y el vuelo de las aves,
mis versos están escritos en las arrugas
de abuelas centenarias
que todavía arrastran en una rama
de roble muerto
la candela en la que cocinarán la vida y la comida.
No soy poeta de libros
escribo lo que veo con la pluma caída
de algún gavilán herido o con el ladrido
de un horizonte de perros
que a coro con la luna
despiertan estrellas
y desvanecen tristezas
en las noches sin bruma.
Mis versos no nacieron para ser depositados
entre dos hojas
sino para ser cantados como himnos a la vida,
por eso le canto a la montaña sagrada
de donde nacieron todos los seres y las cosas
y baño mis palabras en el agua fría y sabia
que desciende de sus entrañas a través
de sus venas largas y heridas…
La vida es un poema compuesto de alegrías y tristezas, de pasiones y desengaño, de crecimiento y evolución somos los artistas de nuestro destino y a nadie le podemos dar el pincel para pintar nuestros días de arcoiris