que hoy manda la tristeza
que todo ha cambiado en mi vida
el cielo gris derrama gotas
que forman charcos de melancolía,
el azul del cielo se transforma
parece ahora turbio y desteñido
y la paloma que vuela al campanario
se niega a dar el relicario de la hora,
la misma campana ya no tañe,
es un rugido más de esta noche sorda
y la última campanada de las doce
en vez de despedir el día, llora.
Ya nada es como antes
hasta el gato que solía saltar por los jardines
ya no quiere cazar ni una mosca,
las estatuas que antes sonreían
escasamente muestran un rictus de amargura
en su boca cercenada de la roca.
Yo nunca volveré a ser el mismo
mi reloj marca la hora de hace meses
y mi calendario se quedó trabado
para siempre en aquel día aciago,
no sé si enterrarme vivo
o vivir enterrado en mis recuerdos,
él se ha ido para siempre de este mundo
solo pude despedirme de su cuerpo
decirle cuánto lo amaba
y que también me iré con él
en cualquier momento.
Todo ha cambiado
las flores en su altar
no se marchitan
y mi alma se derrite
al igual que la vela que lo alumbra,
el tiempo habrá de consumirlo todo
el rosal, el roble y los olivos,
y aun reducidos a cenizas
el amor derrotará al olvido…