Finalmente te fuiste
no dejaste huella en mí
por el agujero que llegaste
te vi anoche partir
vestida en tu traje negro
como la noche en que te conocí
no sé qué andabas buscando
y sin embargo te lo di
estabas vagando
en tu mundo de alucinación y de atropello
donde la amistad y el amor
tienen un precio
donde nada se regala
ni una sonrisa ni una mirada
venías de un mundo de desprecio
no te acostumbrabas
a que te trataran como merecías,
yo no tenía cuatro ojos
ni andaba metiendo hongos
tampoco me hablaban las paredes,
el cariño te sabía a azufre
y la palabra “amor”
no la distinguías
de la palabra “sufre”
por eso, cuando te vi partiendo
sabía muy bien
que te ibas perdiendo
cambiando un jardín de rosas
por los cantos rodados
de las calles con olor a orín
y salpicadas de personas tóxicas,
pero nadie puede obligar a nadie
a ser feliz
cada cual carga su desgracia a cuestas
y si quiere
con ella se acuesta
solo te mostré el camino
de los campos verdes y del aire fresco
pero preferiste
el camino incierto
donde al final
hay un dolor o un quejido
o el mismo infierno
gastado y repetido,
finalmente te fuiste
no dejaste huella en mí
por el agujero que llegaste
te vi anoche partir…