a la joven edad de 103 años
se fue navegando al anticielo,
que es la distancia más larga entre los dos puntos más cortos
Por Antofagasta lo vieron pasar
cabalgando una estrella de metal y gritando:
“Abajo la cordillera de los Andes”
y precisamente debajo de su estrella estaba la gran cordillera,
persiguiéndolo alegremente
para que no se fuera tan rápido,
para que cumpliera 104,
para que nos dejara aunque fuera
su último antipoema,
para que declarara que el mundo
es un alegato sin sentido,
que morir virgen de sentimientos
es un privilegio de los ricos,
para que declarara abolidas
la esclavitud y la realeza,
la prostitución de los ángeles y de las vírgenes necias,
para que nos declarara en huelga de penes caídos
hasta que las mujeres comprendan
que el “animal sexual” del que nos acusan poseídos
también es un padre en potencia o impotencia
por eso grito y me callo a la vez,
cierro los ojos y me miro,
canto y descanto,
para darle a Nicanor una despedida de este mundo,
y de paso la bienvenida al mundo de los antipoetas muertos,
¡qué le hace que Nicanor fuera el mejor y único antipoeta!
Celebremos y no celebremos este día
porque Nicanor no ha muerto
sino que ha pasado a otro estado de la materia
y es antimaterial
porque Nicanor, ahora Antiparra
seguirá viviendo y muriendo cada día
lleno de vida, vino
y antipoemas.
¡Que viva y no viva Nicanor!