
Todo era igual pero distinto
El monte sin la nieve
El polvo en el camino
El río sin su lecho
El hombre sin destino
su mirada perdida
en la distancia morada
del azul petróleo
que ahora todos bebemos
como vino
Todo era igual
Sin ser lo mismo
El cielo blanquecino
Con su azul gastado
Cruzado por estelas
Con sus vientos malditos
los peces moribundos
espejos de escamas
para mirarnos en su destino
Todo era igual
Siempre lo ha sido
El esclavo en sus cadenas
El profesor en sus libros
La mujer vendiendo su cuerpo
en el altar o en la calle
y el hombre jugándosela siempre
con su peor amiga,
El banquero en sus millones
contando los muertos
para deducirlos sin ninguna vergüenza
de sus impuestos
Y el pobre adormecido
el pobre mental entretenido
con telenovelas, noticias, partidos,
visitas del Papa,
o de una jirafa de dos cabezas
o de un escritor que novela todo
menos la realidad de la vida
Todo era igual
A pesar de los signos
El fuego en la montaña
El rayo sin tormenta
La lluvia de químicos
Los desiertos vampiros
Todo estaba siempre
Escondido a plena vista
Pero nadie miraba el cielo
¡era tan importante
tener los pies en la tierra
para hacer más y más dinero!
Pero nadie entendía,
Mansos como ovejas
Tan solo desfilaban
Uno a uno, pareja a pareja
Sin siquiera saber
Que tras la blanca sonrisa
De una bata blanca
El verdugo les inyectaría la vacuna
Contra todos los males de la vida:
Preservada en formaldehído,
Condimentada con aluminio,
Enlazada con el ADN de genes
Que convierten el cuerpo
En nuestro propio enemigo
Por primera vez
en la historia de la humanidad
los campos de concentración
eran los colegios, ciudades y oficinas
y los centros de exterminio
los centros de salud, blancos y limpios…
El sueño dorado de Hitler
Hecho realidad.
Al fin de cuentas
estaba escrito
en las predicciones de Rockefeller
dictadas a Nostradamus
y traducidas a la realidad
por el Pentágono,
el cual pacientemente espera
el momento de incinerar la tierra
por el morboso placer de ver
que sus armas en verdad funcionan
y que lo más abyecto de la humanidad
se salvará en búnkeres bajo tierra
porque nosotros preferimos una muerte indigna
a pelear como lo hicieran nuestros antepasados,
qué le hace si debemos combatir las armas nucleares
con arcos y flechas,
por lo menos sabríamos
que no habíamos muerto esperando
un gran flash en el cielo
que dejara nuestros cuerpos
fotografiados y resplandecientes
convertidos en una magnífica
y muerta estatua de cenizas.
La Tercera Guerra Mundial ya empezó
y la mala noticia
es que la estamos perdiendo.
No hay que preocuparse de si seremos algún olvido
sino del holocausto que seremos…