El espíritu de Jacinto surca los mares

(Este escrito de 2008 sigue vigente y lo reproduzco por primera vez en las páginas de este blog)

Hace nueve años, el 27 de junio de 1999, tras la muerte de Jacinto Jaramillo, con un grupo de amigos le rendimos un homenaje en la ciudad de San Francisco, California. El auditorio se llenó de colombianos y norteamericanos, muchos de los cuales tal vez no tenían ni idea de quién había sido Jacinto Jaramillo. Allí presentamos mi video, “Garlando con Jacinto Jaramillo”, y la figura de Jacinto cobró una vez más vida. Desde su apartamento del barrio Santa Fe, rodeado de sus amadas pinturas, Jacinto nos contó sus historias, desde Sonsón hasta Hollywood  y su llegada a San Francisco, en busca de Isadora Duncan, aunque de ella tan sólo habría de encontrar su espíritu, pues Isadora Duncan ya estaba muerta.

Jacinto era un Jaramillo de pura cepa, de sonrisa abierta y mirada burlona, siempre dijo la verdad pues para él era lo más precioso en esta vida. Y no dijo sólo la verdad, sino que dijo grandes verdades. No sólo descubrió la belleza nacional sino que también descubrió la mentira nacional: la politiquería y la injusticia. Pero Jacinto era más que eso; Jacinto era un poeta que no escribía poesía sino que la vivía: La vivía en el baile, la vivía en la pintura y la vivía en sus creencias. Nunca le tuvo miedo al escándalo   y tampoco aceptó privilegios; por ese motivo, uno de los hombres más brillantes que ha tenido Colombia ha sido prácticamente ignorado en nuestros libros de historia. Sin embargo, todos los que lo conocieron y entendieron la profundidad de su alma, luchan hoy por seguir adelante con su legado, cabalgando el potro azul de sus ilusiones   y negándose a dejar morir la belleza nacional que Jacinto descubriera.

Hace nueve años, el mismo día de nuestro homenaje a Jacinto Jaramillo, por una casualidad de la vida, el barco velero “Gloria” atracó en el puerto de San Francisco. Como buen colombiano fui a visitar ese pedazo de Colombia y en una de sus salas descubrí un tesoro que viajaba de puerto en puerto: Cuatro pinturas de las cuales los tripulantes ignoraban quién fuera el autor. Me acerqué a ver la firma ya que esas pinturas me parecían conocidas y para mi sorpresa descubrí que habían sido pintadas por Jacinto Jaramillo. ¡Eran las mismas pinturas del video que acabábamos de mostrar! El espíritu de Jacinto surcaba los mares y también había llegado para hacerse presente en su homenaje.

Más sobre Jacinto Jaramillo: hacer clic aquí

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