Poema 65


Recorro las calles en penumbra

las nubes esconden los misterios del cielo

una anciana se abraza tras su perro

en la cortina descorrida

de alguna ventana

el peluquero corta el pelo

que flota como plumas en su corto vuelo

de una café se escapa la música estridente

del dueño acompañado por la noche sin clientes

se abre una ventana entre las nubes

la luna, llena de luz y de infinito

se escapa presurosa entre las sombras

en las bancas del parque

las comadres

comparten el día bajo las ramas de un árbol

un niño juega con su padre

su pelota ni es redonda ni es pelota

solo una botella plástica

a la vera de la vida

se abre una última ventana al cielo

las nubes caprichosas despejan la luna

tantos años esperando para ver esta noche

que no sabía siquiera que vendría

mis pasos se devuelven

sobre las huellas de otros miles de pasos

ninguno supo sobre qué huella caminaba

nadie sabía tampoco que este era el día

anunciado por el profeta de los eclipses

escrito con la pluma del tiempo

en el papel de lo incierto

“cada 65 años tendrás un deseo

nacer, morir o ver la luna en el cielo”,

esta noche escogí la luna

ya no estaré para pedir el tercer deseo…

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Un poema pornomágico para Scarlett Johansson

scarlettjohanssonLa tenía toda para sí

en su divina desnudez

de pies a cabeza,

empezó a recorrerla con la lengua

como un sediento de piel

que no hubiera bebido del manantial

de unos senos

desde la noche anterior a la creación,

engarzó su lengua de anzuelo

en cada pezón

hasta que cayó maná del cielo,

con sus manos de molino

hizo girar sus valles y montañas,

sacó el rocío de sus senos

y de sus colinas hizo harina

entonces se devoró insaciable

los panes de sus pechos,

su lengua y su pubis se volvieron uno

sintió que sus labios era vaginales

y que un clítoris le colgaba de la garganta,

bebió hasta el amanecer

sus jugos delirantes

y hasta tuvo la osadía de brindar

con el vino que emanaba de su cuerpo,

cuando ella se vino

en medio de un orgasmo cósmico

aparecieron por el cielo

innumerables universos…

“Murió durante el sueño”,

dijo el médico forense,

“seguramente se soñó haciéndole el amor

a Scarlett Johansson, por la cara de placer que tiene”.

Sin embargo, el muerto no paraba de soñar

tenía solo para sí a Scarlett Johansson

por toda una eternidad

en su divina desnudez

de pies a cabeza,

así que empezó a recorrerla con la lengua…

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Sóngoro de uno, sóngoro de tré, se ha ido Fidel

che-fidelSe fue Fidel

navegando en un barco de papel

retumbaron con él los versos

de Martí y de Guillén,

un, dos, tres

se fue tras de un verso verde claro

en un songorocosongo de mamey

cuatro, cinco seis,

retumbaba la guerrilla

por Escambray y Camagüey,

un 25 de noviembre de 1956

zarpó Fidel

de México hacia Cuba

y otro 25 de noviembre de 2016

zarpó al infinito

en su lucha sin cuartel

siete, ocho, nueve,

se han ido Fidel y el Che,

por los mares de la vida

siguen navegando en pleno

en un carmín encendido

sóngoro de uno,

sóngoro de tré…

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¿De quién fue la pesimosa idea de elegir al güero Trompada?

por Fidencio Sánchez

trompadas
Quiero unir mi voz altisonante con esta calumnia periodística a la de la señora del Bonett en su sonada y asonada denuncia de la elección del señor Trompada. Es que no hay derecho, ¿cómo es que se les ocurrió a esos señores del Norte elegir al güero que les diera la gana y no a la güerita que los demás queríamos?

Imagínense, gente de poca monta, dizque salir a votar indisciplinariamente, ¿es que no se han dado cuenta de que la democracia es el derecho de las minorías de elegir por las mayorías y dividir en dos? No más mírense la lengua, que yo les miro la lingüística: Democracia es una palabra china, importada de Grecia por el camino de Salento, que se divide en dos, demos, que significa darle y cracia, que suena como gracias, entonces, no le demos gracias a ese pueblo tan bruto que se le ocurrió ejercer su derecho al voto, en vez de quedarse en su casa, como Dios manda, mirando los juegos de fútbol. Tampoco hay derecho a que eligieran a ese misógino del Trompada, pudiendo elegir a alguien que en verdad odiara a hombres, mujeres y niños por igual, sin discriminación ni criminalización de ninguna clase. Además, miren no mas qué rabia, eligen al más racista, pero le va a tocar a empezar a matar gente desde ayer para ver si iguala la cuenta de don Barack y de doña Hillary, que sin ser racistas ellos, pues eso digo yo que no soy analista apolítico, han bombardeado a esos árabes que da gusto y los han matado no por puñados sino por ciudades, por países y por pendejos, bueno por pendejos ellos que se dejan matar así de fácil, que con drones, que con submarinos, que con cohetes teleguiados y telerrápidos.

Miren no más a ese que vivía en una carpa de circo y acampaba en el desierto, el tal don Gadaffi, como dijo la señora secretaria de guerra de los Unaites, Ms. Clinton, “vine, vi y lo maté”. Eso es lo que yo llamo feminismo armado y desabrochado, porque una mujer no de cojones, sino de cojines blandos, como esta güerita que le gustan los lujos, qué le iba a gustar sentarse en una tienda de campiña a dialogar con el difunto. Bien merecido se lo debía tener, porque a la güerita esa de seguro no le pasó su milloncito, como le pasaron a ella y a su consorte los jeques de esas tribus petroleras que hacen ciudades en el mar y edificios en el viento.

Y volviendo al güero ese que eligieron, qué abuso de hombre, dizque no a la guerra con Rusia, ¿pueden imaginarse? ¡Misógino, depravado, faldero, coge nalgas!, para eso sí estaba bueno, pero cuando se trata de guerra nuclear sale conque: “Mejor charlemos, que nos tomemos un cafecito, que qué tal su señora don Putín, que le presento a Melania”, eso si es una gran falta de abuso y de cobardía. Debieron haber elegido a un mero macho o por lo menos a la señora Clinton que es de pelo en pecho y no le temblaba el pulso cuando decía: “Que bombardeen por aquí, que tumben un gobierno por allá, que manden a matar a fulanito el de las Wikigotas con un misil por la ventana de la embajada de los ecuadores”, esa sí era la hembra para el empleo, no el güerito Trompadura ese o como se llame, porque cuando uno quiere mandar el mundo, hay que saber escoger bien.

¿Es que acaso esos güeros del Norte no se dieron cuenta de que lo mejorcito de la prensa especializada en columnas y calumnias, las compañías de marihuana y de drogas, los banqueros más vaqueros, todos estaba arrejuntados para que ganara la señora esa? Y, fuera de eso ponen a madrugar a todo el mundo esperando los resultados y salen diciendo que la que iba a ganar ya no ganó porque una manada de insatisfechos, desadaptados sociales, gente peligrosa y temerosa no votó por ella. Por eso fue que a la gente le tocó salir justamente a quemar carros, a romper vitrinas y a golpear a los vecinos, porque fuera de que perdieron el partido de fútbol ahora lo más lógico era que pidieran que cambiaran también el marcador, como se hace siempre en estos casos en que gana el que no le gusta a uno.

Por eso, uno mi voz preciada y aterciopelada al coro de periodistas que han denunciado muy bien esta osadía de esos güeros del Norte a través de sus valientes columnas, donde con los insultos apropiados han demostrado que el güero ese, el señor Trompón, no debió haber ganado las elecciones, porque como todos sabemos, la función de los periodistas es opinar sobre las elecciones de otros países y criticar a los malos ganadores y a los imbéciles que votan por ellos, porque esos votantes, brutos y desafinados, votan sin tener en cuenta la sensibilidad de uno, porque uno también tiene su corazoncito y no es cosa de que lo ofendan a uno impunemente eligiendo al que les dé la gana.

Y, Colombia, no lo podemos negar, tiene un grupo grande ya de periodistas indignados, ofendidos, insultados y vapuleados por esas elecciones, sumándose en esa indistinguible cofradía, además de mi honesta persona y además de la señora Bonete o a lo mejor panza, el señor Faciolince (que es un lince para eso de las vacunas); el señor sargento o Coronell, no conozco bien su gran o desagrado; el muy dulce y poco amargado periodista Caballero aunque de caballos, nada, pero de yeguas tampoco.

Por eso, y mucho más, os invito a todos a uniros a este coro de rebeldía, cojamos a piedra lo que podamos, así sea el espejo de la sala de nuestra propia casa, para dejar sentado, asentado, incendiado o inseminado, que la democracia es una cosa muy fea que puede parir presidentes que nos caigan gordos, requetegordos y hasta sin gordos, y que por lo tanto debe ser suprimida hasta que la gente aprenda a votar en masa por un solo candidato designado por nosotros los periodistas y demás palabras afines, como columnistas, especialistas, malabaristas y oportunistas, que sí sabemos lo que repetimos porque así nos lo han enseñado. He dicho y contradicho.

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No tengo nada que perder

img_2242No tengo nada que perder
porque yo no tengo nada
tengo la luz del amanecer,
el arrullo de la quebrada,
el canto de los grillos
y mi cuarto de luna plateada,
no soy dueño del viento de las montañas
ni de las nubes que desfilan
contando historias pasadas,
nada me pueden quitar
porque no poseo nada
ni el canto de los gallos
ni la lombriz que labora enterrada
no soy dueño siquiera del gato
que se recuesta en mi almohada
por eso es que puedo hablar
y cantar
y soñar
y llamar al verde, verde
al poniente, poniente
y a la maldad, desalmada.
No tengo nada que perder
porque aunque no poseo nada
soy dueño de mi propia vida
y puedo tocar mi guitarra
aunque esté destemplada,
puedo cantar, así no sepa
con mi voz desafinada
porque todos tenemos palabra
para sembrar la esperanza
para combatir la guerra
y para echar a volar
entre cielos de nostalgias
con su cola de ilusiones
esta cometa del alma…

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Visiones

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No sé cuál es la función
de la vida o de la muerte
no sé cuál sea mi canción
de madrugada
si ha de ser un grito de batalla
o una canción de amor
desesperada
no sé para qué sirven las estrellas
en el cielo de la noche
ni sé si debo susurrar
para anunciar un nuevo mundo
sin molestar a nadie
para que al despertar no noten
que la maldad se ha ido
y que las rosas
cambiaron de nombre.

No sé si sacudir el aire
para levantar las montañas y los ríos
o quizás sea más fácil
escuchar en la noche los sonidos
de los que murieron en tumbas sin nombre
de los que callaron porque no sabían
de los que sabían y nunca callaron
o de los que en silencio la verdad mataron.

No sé si proclamar la vida
cuando los gallos hagan que amanezca
o cuando los verdugos descansen en paz
amortajados en sus propias guerras.

En verdad no sé nada
las mentiras rancias parecían frescas
todos los muertos parecían vivos
todos los horrores parecían fiestas
en los titulares y en los noticieros
el mundo invertido de izquierda a derecha
era el aullido de una luna grande
quejándose al lobo porque estaba llena…

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No hay ninguna respuesta soplando en el viento

aviento

Para qué hacerse tantas preguntas sin respuestas,
si las palabras se las lleva el viento,
qué importa saber cuándo un hombre es un hombre
si ni siquiera sabe a dónde está yendo.

¿Para qué preguntarse por los cañones
o por la sordera del que no escucha a los muertos
si ya sabemos que la guerra es de los bancos
y de los políticos corruptos contra el pueblo?

Para qué preguntarse cuándo caerán las montañas
o cuándo dejaremos de ser reos
si la libertad nunca ha sido un maná
que caiga flotando desde el cielo.

Qué importa preguntarse quién es el demonio
para buscar una respuesta en el viento
mientras los demonios celebran día a día
su orgía de muerte en nuestro entierro.

Las respuestas a todas estas miserias
no se encuentra soplando en el viento
se encuentran en la lucha diaria
en la batalla por cambiar los tiempos.

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En un día como hoy…

asi-fue-la-conquista-de-america
Pronunciaré mi último silencio
aunque ya no quede nada qué decir
estos muros de piedra lo han escuchado todo
desde el relinchar de los caballos
hasta el frío sepulcral de las espadas
que penetraba la carne
sesgando la vida por el oro,
dicen los cronistas que
los recién llegados afilaban sus espadas
y las ensayaban en la piel desnuda
de los indígenas
que no conocían el filo del metal
y ante su sorpresa su carne dejaba de ser
y se convertía en un río de sangre,
como quien pela la corteza de un árbol
sus órganos quedaban al descubierto
donde la admiración era tan grande como el dolor
de la vida que se les escapaba
porque para los españoles
degollar a un indígena
era como degollar a un animal salvaje,
solo que el sufrimiento del ser humano
les producía un profundo placer,
mirando cómo se retorcía la persona
y para alimentar el sufrimiento
llenaban de sal las heridas
y rebanaban dedos, narices,
pies, uñas, orejas,
sacaban los ojos de sus órbitas
y cortaban lenguas
para que la persona en su dolor
ni gritar pudiera
hasta que se ahogaba en su propia sangre,
luego los arrastraban como animales
y procedían a degollarlos para exhibir sus cabezas
y otras partes del cuerpo
en postes altos
para que todos supieran
lo que se les esperaba
si no reconocían al Rey y a Dios
y entregaban de inmediato todo ese oro
que según creían los españoles,
cubría casas, pisos, ropajes, adornos,
cuando la verdad era todo lo que en miles de años
habían sacado y esculpido
con sabiduría y paciencia
no como un valor de intercambio
sino como un valor espiritual.
Los españoles no entendían eso
porque hacía tiempo
habían dejado colgado su espíritu
en centros de tortura que llamaban iglesias
y rezaban a un Dios vengador
que los atormentaba con las llamas del pecado y el infierno.
Así fue como un pueblo inferior
destruyó a una civilización superior,
la saqueó, la aniquiló
y algunos gobiernos celebran pomposamente
el día que nos destruyeron…
Hoy nos queda toda la maldad que trajeron,
sus torturas, sus templos,
su racismo, sus enfermedades causadas
por su falta de aseo.
Mientras en Tenochtitlán mil barrenderos
mantenía las calles limpias como espejos,
en la Europa medieval se caminaba en ríos de mierda,
por alcantarillas abiertas
donde iba a parar toda la pestilencia
de sus propios habitantes…
Esos fueron los invasores que llegaron
en un día como hoy a “descubrirnos”
cuando no había nada que descubrir,
todo el continente americano había sido descubierto
y poblado hacía miles de años.
El genocidio más grande en la historia de la humanidad
no es reconocido, ni se nos pagan reparaciones,
ni se devuelven las fortunas que se robaron
en galeones llenos de oro y plata, todo sacado
con el trabajo de esclavos que murieron por millones.
Este es mi último silencio,
hará eco en las paredes más mudas
que en los oídos cerrados
de aquellos que se creen descendientes de españoles,
crueles asesinos que 500 y más años más tarde
perpetúan su herencia maldita
en todos aquellos que siguen masacrando
por las mismas riquezas por las que llegaron sus ancestros
y con la misma lógica: Lo quieren todo a cambio de nada.
Malditos sean por los siglos de los siglos.
Amen.

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Ángeles y demonios

gargola
Los demonios de traje y corbata,

disfrazados de ángeles

dijeron que estaban dispuestos

a negociar los Mandamientos

porque eran letra antigua

y que además, ellos eran la mayoría en esta tierra.

Empezaron por el ‘’No Matarás’’,

para ellos era un precepto inaceptable,

porque con eso se acabarían las

guerras, y sin ellas

la gente perdería sus deseos

de odiar, y sin odio

la gente se empezaría

a perdonar,

entonces los demonios, además de sus colas,

perderían su razón para existir y conspirar.

Los demonios fueron escuchados,

hablaron por sus grandes bocas,

emanando nubes de azufre

cuyo aroma trataban inútilmente

de cubrir con blancas flores de eucalipto.

Alguna gente pensó que matar era bueno

porque así siempre había sido,

eran religiosamente fieles

y cada año celebraban

con una que otra forma de tortura

su “valle de lágrimas”

y recordaban que desde que Caín matara a Abel

nada había cambiado.

Otros dijeron que matar estaba mal

porque así nunca terminarían las guerras

ni habría paz

y a una venganza, siempre le seguiría otra.

Sin embargo, nadie podía ponerse de acuerdo,

porque el bien de unos era el mal de los otros,

así que el odio y la desolación

no paraban,

mientras tanto,  los demonios disfrutaban

cantando las bellezas de la guerra.

Finalmente,

surgió una disputa entre los demonios mismos,

ya que todos querían ser a la vez

la gárgola mayor

y no podía ponerse de acuerdo

en cuál tenía la boca más fétida,

los cachos más amargos,

los dedos más torcidos

y la mirada más repugnante.

Fue así que resolvieron su trifulca

de la única manera que sabían:

matándose entre sí.

Desde entonces empezó

a reinar la Paz y la gente entendió

que no había que hacerles caso

a los demonios disfrazados de ángeles.

 

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Un cuento anticontado

antiborgeHace mucho tiempo, en un reino lejano, todos los eruditos se reunieron en un palacio a pedido del rey.

“El que me libere de este horrible insomnio que padezco recibirá la mitad de mi reino, por una noche de sueño”, dijo el rey.

Los eruditos se miraron con caras largas y serias y cada cual dijo que intentaría lo que mejor sabía.

El curandero pensó que su tratamiento le merecería de inmediato medio reino, así que se dispuso a prepararle al rey sus mejores hierbas para el buen dormir. Las cogió de madrugada entre dos rayos de luna, las machacó con la piedra filosofal de los ancestros, les cantó entre incienso y rezos, y finalmente, se las presentó al rey en un fino vaso, hecho de pétalos de rosa que también se podía comer.

El rey, mirando bizco con sus grandes ojeras, tomó el vaso con dedos trémulos y esperanzado se tragó la exquisita mezcla. Contrario a lo esperado, sufrió el peor insomnio de su vida. Se haló las barbas, casi se arranca los dedos, en sus alucinaciones vio leones que lo devoraban entero.

Mandó entonces a llamar al curandero. Como castigo lo mandó a vacunar, y el curandero contrajo enfermedades horribles que ni sus propias hierbas podían curar.

Luego vino el filósofo, quien le aconsejó que, para dormirse, debía tratar de explicarse el sentido de la vida. Como el rey nunca había pensado en eso, pensó que su mente ocupada en resolver la complicada pregunta, lo dejaría dormir en paz.

Pero, muy al contrario, el rey no solo no durmió tratando de explicarse el sentido de la vida, sino que sufrió de angustia existencial y no volvió a comer y además de insomnio, se estaba muriendo de hambre.

Mandó entonces a llamar al filósofo. Como castigo le dijo que ahora llevaría una vida sin sentido, como todo los demás, trabajando cuarenta horas a la semana, ocho horas al día, yendo y volviendo a su trabajo por vías ocupadas, lleno de angustia porque lo fueran a despedir y con apenas el dinero suficiente para sobrevivir. Fue así que el filósofo jamás volvió a filosofar porque ya no le quedaba tiempo.

El rey mandó entonces a llamar a su médico de cabecera, para que le diagnosticara la raíz de sus  males.

El médico le dijo que que le aplicaría el tratamiento más moderno para el insomnio, inventado por el laboratorio Rey-ab, el cual carecía de efectos colaterales y lo dejaría como nuevo.

Al día siguiente el médico se apareció con su maletín negro de médico, donde se veían pepitas de todos los colores y sabores. Dentro de todo eso sacó una botella y exclamó: “La mano de Dios en un frasquito”.

Ceremoniosamente, el médico sacó un par de sanguijuelas y se las aplicó al rey en las mejillas. El rey sangró sin parar, y, a punto de morir, se las mandó a quitar y ordenó llamar al médico de cabecera.

Ahora, no solo tenía insomnio, alucinaciones, angustia existencial y anemia, sino que pensaba que su mal jamás tendría cura.

“Mi querido médico de cabecera”, dijo el rey sin ninguna ceremonia. “Como castigo tendrá usted que probar una pepa de su propia medicina cada seis horas por el resto de su vida”.

El médico de cabecera salió cabizbajo, mirando tristemente su maletín. Pronto empezó a sufrir de cada mal y su contrario, hipertensión e hipotensión, depresión y euforia, insomnio y somnolencia… y fuera de eso ningún médico podía diagnosticar su mal.

Finalmente, al rey solo le quedaba un erudito en la lista y el rey moría por falta de sueño.

Fue así como mandó a llamar al literato.

El literato había escrito docenas de libros y había leído todas las bibliotecas de la tierra, desde la biblioteca perdida de Babilonia, hasta los manuscritos del desierto y la Biblioteca del Congreso. Leía en 27 idiomas, escribía en 32 y hablaba en 58.

El rey le imploró: “Hazme dormir de la mejor manera que sepas y te doy no medio reino, sino todo mi reino, ya no quiero ser rey, con todo mi poder, no tengo ni el poder de dormir, ¡ayúdame¡”.

El literato sonrió comprensivamente, y de su colección de manuscritos extrajo un pliego arrugado, escrito en letra menuda y sin mediar palabra, se lo empezó a leer al rey. Dos minutos más tarde, el rey yacía completamente dormido, con una sonrisa de paz en la cara, mientras que el literato admiraba desde una ventana del castillo las extensiones de su reino. Entonces, el literato se dirigió a su nueva y gran biblioteca y en un anaquel de plata y marfil colocó el sencillo manuscrito que había puesto a dormir al rey y en cuya portada se leía con una letra casi desvanecida: “Cuentos completos de Jorge Luis Borges”.

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